Macho y hembra de anolis cornudo en Mindo, Ecuador
© James Christensen/Minden Pictures
Cinco décadas desaparecido
Este curioso y diminuto lagarto cornudo ha fascinado a herpetólogos de todo el mundo durante décadas. Y sigue haciéndolo. Su historia se remonta a 1953, cuando se descubrió y catalogó el primer individuo de su especie cerca de la ciudad ecuatoriana de Mindo. Luego aparecieron un puñado de ellos más, todos machos y con un afilado hocico que les valió el sobrenombre de “lagarto pinocho”. Pero de repente, y sin ninguna explicación, su rastro se perdió.
Durante las cinco décadas siguientes los científicos temieron que hubiera desaparecido, ya que no volvieron a encontrarse con ningún ejemplar en ese tiempo. Reapareció en 2004, cuando unos investigadores que estaban por la zona localizaron una hembra casi sin querer. Entonces se dieron cuenta de que sólo el macho presenta el característico cuerno del hocico. A día de hoy aún no están seguros de qué función desempaña esa protuberancia, pero creen que seguramente esté relacionada con los rituales de cortejo y apareamiento.
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