Zorro ártico durmiendo
© Menno Schaefer/Getty Image
Adorablemente fiero
Parece adorable, ¿verdad? Hasta darían ganas de achucharlo, pero no te lo recomendamos. Esa linda bola de pelo que descansa plácidamente sobre la hierba es un zorro ártico. Un depredador nato que sueña con hincarle el diente a cualquier tipo de roedor que se encuentre por la tundra, a la carroña que dejen tras de sí los osos polares o a los huevos de algún ave despistada que haya sido tan incauta como para anidar en el suelo. Porque este cánido es insaciable y no tiene ningún tipo de piedad, aunque tampoco le culpamos.
La mayor parte del tiempo vive en unas condiciones extremas. Habita en las latitudes más septentrionales del hemisferio norte y en invierno tiene que soportar temperaturas de hasta 50 grados bajo cero. Para aguantar el frío cuenta un tupido pelaje que cambia de una estación a otra. En verano y primavera es de color marrón. Y en invierno se blanquea y se vuelve hasta un 140% más espeso, cubriendo incluso las almohadillas de sus patas.
No hiberna, así que necesita comer constantemente para mantener sus reservas de grasa. Y duerme poco, porque de lo contrario correría el riesgo de morir congelado. De hecho, cuando decide echar una cabezada, lo primero que hace es escoger un lugar protegido del viento y enrollarse sobre sí mismo para exponer al aire la mínima superficie posible de su cuerpo.