El Parque Nacional de los Trossachs, en Stirling, Escocia
© Jon Arnold/Danita Delimon
Entre las tierras bajas y las altas. Entre las tierras bajas y las altas
Bienvenidos a los Trossachs. Si viajas a Escocia este otoño, no te los deberías perder. No son tan conocidos como las Highlands, pero no tienen mucho que envidiarles. Además son mucho más accesibles, ya sea desde Glasgow, Edimburgo o Stirling. Este parque nacional era uno de los lugares preferidos de la reina Victoria. Verás castillos junto a los lagos al pie de las montañas, y urogallos y ardillas rojas en los tupidos bosques que aparecen en los valles entre la niebla de la mañana.
Reserva un día para ir a Loch Lomond, el mayor lago de toda Gran Bretaña, y tampoco te pierdas el lago Katrine. Si tienes tiempo hojea alguna de las obras de Walter Scott. Hay varias que están ambientadas en este lugar, cuna de poetas románticos y legendarios héroes como Rob Roy McGregor, cuyas aventuras no sólo inspiraron a sir Scott, sino también a muchos otros, entre ellos, Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe.
No deberías marcharte sin atravesar antes el bosque de Argyll por el sendero de Puck’s Glen, que discurre entre enormes árboles centenarios y cascadas que han ido tallando un desfiladero en la roca con el paso del tiempo. La excursión puede terminar en Callander, un pequeño pueblo considerado la puerta de entrada a las Highlands, donde podrás alojarte y degustar un buen whisky cien por cien escocés.