Río Wind, cordillera de Brooks, Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, Alaska, EE. UU.
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La danza salvaje del río. Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, Alaska, EE. UU.
¿Alguna vez te has maravillado con la pureza de algunos ríos en Estados Unidos? Esta belleza se debe en gran parte a la política de conservación. Desde 1968, el Acta de Ríos Salvajes y Escénicos ha protegido más de 20.400 kilómetros de 209 ríos. Aunque esto puede parecer una fracción frente a los más de 5,6 millones de kilómetros, cada tramo protegido es crucial. El Wind, de 137 kilómetros, que aparece en la imagen de hoy, son auténticos oasis de vida salvaje.
En España, el Ebro y el Guadalquivir son joyas naturales que debemos proteger. Las leyes y parques nacionales están diseñados para preservar estos valiosos ecosistemas. Por ejemplo, el Tajo, el más largo de la península, no solo es esencial para la biodiversidad, sino que también tiene un gran valor histórico. Aprender a valorarlos y cuidarlos es crucial, pues cada uno contribuye a la riqueza natural del país. Cada uno cuenta una historia; preservémoslos para que sigan fluyendo con vida y belleza para las futuras generaciones.