Vista aérea de los Marlborough Sounds, Nueva Zelanda

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Los fiordos de Nueva Zelanda. El sueño de la Terra Australis

Los Marlborough Sounds que vemos en nuestra imagen de hoy son un lugar único en el mundo. Están en la Isla Sur de Nueva Zelanda y se formaron hace millones de años, cuando el nivel del mar subió repentinamente e inundó una serie de valles fluviales, formando esta accidentada geografía de ensenadas y bahías arenosas que hoy se pueden recorrer en barco.

No fue aquí donde hace 250 años llegó el capitán James Cook a bordo del HMS Endeavour, sino a la Isla Norte, aunque este lugar está en el estrecho que lleva su nombre. Cook había emprendido un largo viaje por el Pacífico con la misión de observar y documentar desde Tahití el tránsito de Venus sobre el Sol. Y una vez consiguió esos datos, que luego no serían concluyentes para el propósito planteado, decidió seguir navegando con la esperanza de localizar la Terra Australis Ignota, el imaginario continente que trajo de cabeza a exploradores y navegantes durante varios siglos. Los griegos ya hablaban de él, pero fue en el Renacimiento europeo cuando más pasiones levantó su búsqueda. Los geógrafos de aquella época daban su existencia por hecha y creían que ejercía de contrapeso entre los hemisferios norte y sur.

Evidentemente, Cook no lo encontró porque ese continente no existe. Sin embargo, se convirtió en el segundo europeo que llegó a Nueva Zelanda, años después de que lo hiciera Abel Tasman. Y en el primero que cartografió todo el archipiélago, donde ahora sí aparecerían los Marlborough Sounds. Aquella fue una expedición agridulce para el explorador británico, ya que volvió con unos mapas bastante precisos para la época, pero no consiguió su objetivo más ambicioso. Más tarde lo volvería a intentar, circunnavegando el mundo lo más cerca que pudo del polo sur, pero el continente nunca apareció y Cook concluyó que o no existía o no era lo suficientemente grande como para seguir buscándolo.