Laberinto en un maizal de la granja Klingel, Pensilvania, EE.UU.
© Alex Potemkin/Getty Image
Encuentra la salida
Bienvenidos a Mazezilla. Lo que ves en nuestra imagen de hoy es un laberinto en un maizal. Está en la localidad de Saylorsburg, junto a las montañas Pocono de Pensilvania. Y forma parte de la granja Klingel, un negocio familiar que combina la agricultura con el turismo gracias a este tipo de actividades.
El laberinto ocupa casi cinco hectáreas y su diseño cambia cada año. Encontrar la salida suele llevar de media unos 20 minutos, siempre que se sepan interpretar las pistas y descifrar los acertijos que hay en su interior. Pero no te apures, porque si pasado ese tiempo sigues dando vueltas sin sentido, los empleados que están vigilándote desde una torre te indicarán el camino.
Los jardines laberínticos no son nada nuevo, tienen más de 4.000 años de antigüedad y vivieron su último esplendor en el Renacimiento del siglo XVI, cuando se popularizaron entre los aristócratas de Inglaterra, Francia e Italia. Aunque ellos, evidentemente, no se servían de maizales ni de otros cultivos agrícolas para diseñarlos, sino de setos cuidadosamente podados y adornados con flores y estatuas en el exterior de sus palacios.