El Puerto de Sitka, Alaska, EE.UU.
© Blaine Harrington III/Alam
Cuatro centavos por hectárea. Por cuatro centavos la hectárea
El puerto que hoy ves en nuestra imagen es el de la ciudad de Sitka, en Alaska, un pequeño núcleo urbano que hoy apenas cuenta con 9.000 habitantes, aunque en el pasado tuvo una importancia crucial. Fue la capital de los territorios rusos en Norteamérica y el lugar donde se firmó la venta de Alaska y también se transfirió a Estados Unidos, tal día como este en 1867.
Aquella operación, que hoy se ve como un negocio redondo, fue muy discutida en su momento, porque el gobierno estadounidense pagó más de siete millones de dólares de la época por hacerse con un territorio que en su mayor parte resultaba inhabitable. Aunque lo comprara a cuatro centavos la hectárea.
De hecho, durante los primeros años casi nadie se trasladó hasta este lugar, conocido en el resto del país como “la última frontera”. Sin embargo, en 1890 apareció oro en la vecina región canadiense de Yukón, y Alaska se convirtió en la tierra de las nuevas oportunidades. Hoy todo eso pasó, pero este estado sigue teniendo un importantísimo valor estratégico por su situación fronteriza con Asia. Y además posee una riqueza natural difícil de encontrar en otro lugar.