Campo de amapolas en la dehesa de encinas, La Serena, Badajoz
© Ugo Mellone/Sime/eStock Phot
Pata negra. La cuna del ibérico
Nuestra foto de hoy retrata un paisaje típico de la dehesa extremeña por estas fechas. Los árboles que ves en tu pantalla son encinas y a sus pies se extiende un campo de amapolas silvestres entre el pasto. La dehesa es un ecosistema único de la Península Ibérica occidental y, en realidad, no es natural, sino creado por el hombre.
Responde a lo que técnicamente se denomina agroforestería, un modelo productivo puesto en marcha hace más de mil años para transformar el bosque mediterráneo en una explotación agropecuaria que, al mismo tiempo, es completamente sostenible y además regenera y enriquece el suelo.
La dehesa se extiende desde Salamanca hasta Huelva, pasando por Cáceres, Badajoz, Sevilla, Córdoba y el sur de Portugal. Y sus bosques son principalmente del género quercus (encinas, robles y alcornoques), que permiten la cría de ganado vacuno y ovino, aunque sobre todo es la cuna del cerdo ibérico.