Porto Flavia, Sulcis-Iglesiente, Cerdeña, Italia
© Francesco Riccardo Iacomino/Getty Image
Puro mineral. Porto Flavia, Sulcis-Iglesiente, Cerdeña, Italia
Estás viendo un puerto tallado en un acantilado, mirando al mar Tirreno. Es Porto Flavia, una joya escondida en el suroeste de Cerdeña. Construido en 1924, revolucionó el transporte de minerales: lo que antes llevaba días, pasó a hacerse en pocas horas gracias a un túnel de 600 metros que conectaba directamente las minas con los barcos. Su creador, Cesare Vecelli, lo bautizó en honor a su hija, Flavia.
Más que una obra funcional, Porto Flavia es una maravilla visual: una entrada industrial que parece flotar sobre el mar. Su construcción transformó la economía minera europea y hoy es uno de los ejemplos más impresionantes de arqueología industrial del Mediterráneo. Puedes recorrer sus pasadizos, asomarte al mirador y revivir una historia de ingenio humano.
En España, lugares como las minas de Río Tinto (Huelva) o el pozo Santa Bárbara en Mieres también conservan ese espíritu. Son espacios donde la ingeniería, el trabajo y el paisaje se unen para narrar un pasado que aún nos sorprende. Porto Flavia no es solo una postal: es el eco de un sueño grabado en piedra.
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