Un satúrnido en el parque nacional Mole, en Larabanga, Ghana
© Robert Thompson/Minden Picture
Jugando con la imaginación
Responde rápido. ¿Dónde está la cabeza de este insecto? Si las manchas que tiene en sus alas te han hecho dudar, aunque sólo sea un segundo, es que has caído en la trampa que te ha tendido la naturaleza. Porque el satúrnido que hoy te mostramos en nuestra imagen es una simple polilla. Ha sido fotografiado en el parque nacional Mole, en Ghana, y la única manera que tiene de defenderse es jugar con la imaginación de quien le acecha.
Gracias a su aspecto, estos insectos son capaces de mimetizarse con el entorno, sugiriendo formas inciertas que pueden llegar a confundir e intimidar a sus depredadores. Para ello utilizan esas vistosas manchas ocelares que lucen en las zonas menos vulnerables de su cuerpo y que en un momento determinado podrían recordar a los ojos de un animal mucho mayor y no tan indefenso.
Aunque todo es una ilusión, ya que de las 2.000 especies que existen actualmente en las zonas tropicales y subtropicales del planeta no hay ninguna capaz de hacerle frente al más pequeño de los insectos carnívoros, entre otras cosas porque cuando los satúrnidos llegan a la edad adulta, ni siquiera tienen piezas bucales que les permitan masticar o alimentarse. Por eso también su esperanza de vida es muy corta.