Las lunas Ío, Europa, Ganímedes y Calisto orbitando alrededor de Júpiter
© Branko Šimunek/Alam
Satélites galileanos. Las lunas galileanas de Júpiter
El 7 de enero de 1610, Galileo Galilei dirigió su telescopio hacia Júpiter sin saber aún lo que iba a descubrir. Junto al gigante gaseoso vio lo que parecían tres estrellas alineadas en un mismo plano, pero a lados distintos del planeta. Una de ellas estaba a la izquierda y las otras dos, a la derecha. La noche siguiente volvió a mirar, y se dio cuenta de que ahora las tres estrellas estaban todas a la derecha de Júpiter. No lo entendía, así que durante los siete días posteriores repitió la observación. Y no sólo constató que las estrellas se movían de un día para otro, sino que llegó a contar cuatro en vez de tres.
El 15 de junio concluyó que aquello no podían ser estrellas, sino satélites que orbitaban alrededor del planeta. Ese descubrimiento cambió la concepción que se tenía entonces del cosmos y aportó las pruebas necesarias para desmontar la teoría de que la Tierra era el centro del universo en torno al cual giraba todo lo demás. A esas lunas las llamó “las estrellas Médici”, en honor a su benefactor Cosme de Médici, aunque con los años y la progresiva decadencia de la familia florentina, las lunas de Júpiter fueron rebautizadas como “satélites galileanos”, y adoptaron los nombres de Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. Hoy en día se sabe que Júpiter tiene al menos 79 lunas.