Globos aerostáticos sobre el Río Grande, Albuquerque, Nuevo México, EE.UU.
© Jennifer MacCornack/Shutterstoc
¡Vamos a inflar globos!. Globos aerostáticos sobre el Río Grande, Albuquerque, Nuevo México, EE.UU.
Al alba, el cielo de Albuquerque, en Estados Unidos, se adorna con un tapiz de globos danzantes. Un homenaje viviente a Jean-Pierre Blanchard, pionero del aire, cuyas hazañas se celebran cada año en el majestuoso Río Grande. Imagina una paleta de colores desbordante, donde cada globo es un pincel que traza rutas en la amplia lona azul. La Fiesta Internacional de Globos de Albuquerque no es solo un evento; es una oda a la libertad, a la aventura y al asombro que sólo el vuelo puede otorgar.
Desde tierras lejanas acuden aventureros, curiosos, familias, jóvenes y mayores, convirtiendo el cielo en un lienzo de miradas fascinadas y embelesadas. Durante nueve días, el aire se carga de magia, de pasión, de ese cosquilleo en el estómago cuando se despega del suelo y, sobre todo, de historias tejidas entre las nubes.
Como si los mismos dioses del viento decidieran soplar las velas de un gigantesco pastel celeste, este evento nos recuerda que la libertad flota en el aire y que el único límite es el cielo. Curiosa coincidencia, ¿no te parece? En un día como hoy, cientos de personas se reúnen para admirar el baile de estas criaturas del viento y, a la vez, recordar ese sentimiento de llegar a tocar las nubes. ¿Te imaginas que estos sean tus globos de cumpleaños?